01 abril 2008

Sin lugar para los débiles

Hemos dicho en un artículo anterior (http://elpaloylarueda.blogspot.com/2007/07/fortaleza-electoral-y-debilidad-poltica.html) que la fortaleza electoral del gobierno contrastaba peligrosamente con su debilidad política, y que cualquier intento de profundización de la línea distribucionista requeriría de una construcción política capaz de sostenerla en términos de organización y movilización –construcción que el propio gobierno había descuidado. Los acontecimientos derivados del feroz y extendido lock-out patronal del sector agropecuario constituyen una elocuente demostración de aquel aserto.

La aludida debilidad hunde sus raíces en el largo proceso de deslegitimación de las instituciones democráticas y en la profunda derrota de las fuerzas populares que precedió al golpe del 76 –y que éste llevó a niveles impensados–. Es justamente este aspecto bifronte de la debilidad (el de las instituciones democráticas y el de las fuerzas populares) el que le ha impedido al gobierno responder con contundencia a la sedición agropecuaria, el complot mediático y la complicidad tilinga de los sectores medios, tanto en el plano estrictamente institucional como en el más amplio de la movilización política.

En concreto: el gobierno no se decide a implementar la Ley de Abastecimiento, ni a liberar las rutas, porque ello es impensable si no se está seguro de contar con las espaldas políticas adecuadas; es decir, si no es capaz de desplegar una movilización popular lo suficientemente contundente como para ganar la visibilidad mediática que sistemáticamente le es negada por los intereses cómplices de los medios de comunicación. El valorable pero escaso aporte cuantitativo de los movimientos sociales kirchneristas, y la precaria y contradictoria relación de los Kirchner con las estructuras del Partido Justicialista, poco aportan a la superación de condiciones adversas forjadas en años mucho más largos que los de la actual gestión.

Poniendo claro sobre oscuro, las retenciones móviles a la exportación son medidas distribucionistas fundamentalmente por su intencionalidad antiinflacionaria, en tanto que tienden a desenganchar los precios internos de los alimentos de sus siderales valores en el mercado internacional. Sólo accesoriamente constituyen una medida fiscal por medio de la cual el Estado se apropia –legítimamente– de una parte de la renta agraria; sin embargo, este último aspecto es falaz e intencionadamente enfatizado por las asociaciones patronales y sus voceros políticos y mediáticos. Muy otro tema es la razonable objeción que pueda hacerse desde perspectivas de izquierda respecto del carácter limitado de las medidas en relación con su verdadero impacto distributivo. Aun cuando sin dudas compartimos algunas de esas objeciones, no es posible soslayar que la eventual disposición de medidas más avanzadas generaría reacciones todavía más virulentas. Por tan simple y elemental motivo, nos cuesta comprender la miopía y mezquindad con que frente a este conflicto nodal por el que atraviesa el país, algunos sectores declamadamente progresistas buscan acomodarse en una neutralidad que, a estas alturas, no puede ser otra cosa que adhesión implícita a la oposición oligárquica.

2 comentarios:

Ariel Magirena dijo...

notable!! coincido medularmente con el articulo y el analisis.

Anónimo dijo...

En lineas generales, se coincide con la visión del gobierno. Ahora, hay determinados factores no tenidos en cuenta. En primer lugar, si no fuese una medida fiscalista y se buscara que ser reemplace el cultivo de soja por otros cereales de consumo interno, ¿ por que no se pone una alicuota del 50 o 55 % donde no haga rentable la producción? ¿ Como es posible que Greenpeace trate de impedir el desmonte y el gobierno se acuerde recién ahora de nombrar la deforestación y nombrarlo como uno de los males que se busca evitar? ¿Acaso no cuenta con herramientas el estado para evitar la deforestación en lugar de lamentarse una vez producida? Podria nombrar infinidad de elementos mas que podrian aportar a un analisis tal vez criticos al accionar del gobierno. No soy de la Sociedad Rural ni me considero tilingo de clase media. Si tengo una pequeña plantación donde hace años invierto, gasto y aun no he cosechado nada, pero, como ejemplo, un herbicida que el año pasado pagué $ 220 los 20 litros, este año cuesta $ 660,- A lo que algun dia produciré no existen retenciones, va todo al mercado interno y el año proximo pasado tiré 50.000 kilos de tomates porque no habia forma de comercializarlo. ¿Acaso no deberia un gobierno preocupado por el hambre del pueblo facilitar los medios para que la producción llegue a los consumidores evitando la especulación del mercado central, los grandes supermercados , etc, etc? Creo que hay mucha tela para cortar. Atte.

Marcelo